El movimiento cooperativo –que representa a 1200 millones de miembros cooperativos– está profundamente comprometido con los problemas medioambientales y, algunos sectores, como el agrícola, están especialmente afectados por la sostenibilidad medioambiental. Las cooperativas, como empresas impulsadas por sus miembros, basadas en valores, gestionadas democráticamente y con raíces locales, responden a las necesidades y aspiraciones de las comunidades en las que se encuentran sus miembros. Estas comunidades presentan cada vez más necesidades y ambiciones de carácter medioambiental, por lo que las cooperativas tienen un papel clave en el uso sostenible de los recursos del planeta y el cambio climático.
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