Celebrating the UN International Year
of Cooperatives 2025

Construir un mundo mejor a través de...la conservación y la protección del medioambiente

08 Jul 2025

Las cooperativas han demostrado liderar con éxito las acciones medioambientales a nivel local. Como empresas democráticas, dirigidas por sus propios miembros, las cooperativas encuentran soluciones colectivas para gestionar los recursos naturales, adaptarse al cambio climático y restaurar los ecosistemas. La estructura participativa de las cooperativas les permite llevar a cabo una gestión equitativa basada en los conocimientos locales.

Por ejemplo, una forma en que las cooperativas italianas están reduciendo la presión sobre los recursos marinos es a través de la valorización del turismo. En el mar Mediterráneo, los pescadores se enfrentan a una reducción constante de los recursos marinos y, como consecuencia, de los ingresos. Para hacer frente a este problema, a lo largo de los últimos 30 años, el sector agroalimentario de Legacoop, una asociación cooperativa italiana, ha estado promocionando políticas de diversificación de ingresos para vincular el sector con las actividades turísticas.

La cooperativa Vivere il Mare de Porto Cesareo (Apulia) es un ejemplo de diversificación que ha funcionado. Durante el verano, uno de los barcos pesqueros de la organización se utiliza para actividades turísticas. De este modo se reduce la presión sobre los recursos marinos y se contribuye a la preservación del patrimonio cultural pesquero de las comunidades costeras. La presidenta de la cooperativa, una de las pocas mujeres capitanas de un barco pesquero, dirige las visitas turísticas en el área marina local protegida y, de este modo, fomenta la sensibilización medioambiental entre los turistas.

El sector agroalimentario de Legacoop promueve, directamente y a través de la ONG Haliéus, el desarrollo de soluciones de turismo pesquero por todo el mar Mediterráneo, mediante proyectos como FISHMEDNET (financiado por el programa de la Unión Europea ENI CBC Med) en el que participan pescadores y cooperativas pesqueras de Italia, el Líbano, Túnez y Palestina.

A nivel mundial, se están realizando esfuerzos para permitir el acceso al mercado de la pesca a pequeña escala, incluidas las cooperativas. El pasado mes de noviembre, la Universidad Oceánica de Shanghai organizó y llevó a cabo un taller en colaboración con el proyecto GLOBEFISH de la FAO y la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo) con este objetivo.

Según datos de la FAO, la pesca y la acuicultura representan el 49 % de las exportaciones mundiales de productos acuáticos y otros productos de origen animal (cerca del 50 % del valor de todas las exportaciones de proteínas animales), y la acuicultura y la pesca son un sector en crecimiento impulsado por la demanda. La pesca a pequeña escala (PPE) representa el 90 % del empleo total en el sector pesquero mundial; produce 37 millones de toneladas de alimentos acuáticos al año, aproximadamente el 40 % de las capturas mundiales, y 492 millones de personas dependen, al menos en parte, de la pesca a pequeña escala para su subsistencia. Además, 4 de cada 10 personas que trabajan en el sector de la PPE son mujeres.

En este contexto, las cooperativas, asociaciones y otros modelos de la economía social y solidaria desempeñan un papel clave. Las cooperativas del sector de la PPE han demostrado tener la capacidad de maximizar los beneficios a largo plazo para las comunidades para hacer frente a los problemas derivados de la mala gestión de la pesca, la inseguridad de los medios de vida y la pobreza.

Los datos demuestran que las comunidades que cuentan con organizaciones comunitarias competentes están en una mejor situación que las que carecen de ellas. El modelo cooperativo es posible, viable y recomendable y tiene un papel importantísimo en el desarrollo de las comunidades. Las cooperativas tienen la capacidad para empoderar a los pescadores a pequeña escala frente a situaciones de crisis medioambientales y socioeconómicas, como pueden ser la escasez de capturas, enfermedades o fallecimientos en sus familias, o las catástrofes naturales y el hambre.

En concreto, las cooperativas pueden ayudar a los pescadores del sector de la PPE a mejorar su actividad mediante la producción, la manipulación y la transformación, la comercialización, la exportación y la negociación de precios, el suministro y los servicios (construcción y reparación de embarcaciones, combustible, etc.); el consumo, los servicios sociales y comunitarios; la gestión de los recursos pesqueros y su sostenibilidad y la obtención de créditos, los ahorros y los seguros. Hay una serie de buenas prácticas que comparten las cooperativas pesqueras de todo el mundo, como los pescadores de langosta de Cozumel (México), la asociación de mujeres ostricultoras TRY Oyster Women’s Association, que opera en 15 pueblos del área de la Gran Zona de Banjul en Gambia y la Asociación de Mujeres de Isabela Pescado Azul en Ecuador. 

La organización internacional de cooperativas pesqueras, IFCO, un órgano sectorial de la Alianza Cooperativa Internacional, reúne a 20 organizaciones cooperativas de 19 países distintos. 

Las cooperativas también se esfuerzan por preservar los ecosistemas terrestres mediante recursos en línea. Por ejemplo, en el norte de Fiyi, un grupo compuesto por nueve clanes de «mataqali» (terratenientes indígenas) junto con un colectivo de mujeres y un grupo de jóvenes, han formado la Drawa Block Forest Communities Cooperative, una cooperativa cuyo objetivo es la conservación de 4120 hectáreas de bosques tropicales, 1723 de las cuales pueden generar compensaciones de carbono. La cooperativa ha renunciado a los derechos de tala y se centra en actividades de conservación sostenibles, como la producción de miel y la venta de créditos de carbono verificados.

En Finlandia, el grupo Metsä, una cooperativa forestal miembro del organismo federativo Pellervö Coop Center, se dedica a fomentar la silvicultura regenerativa y el uso de la tierra para mejorar tanto el capital natural como el valor económico. Los bosques, además de proporcionar madera, garantizan otros servicios esenciales para el ecosistema, como la captura de carbono o el suministro de agua potable.

El próximo mes de noviembre se celebrará en Brasil la COP30 ‒la 30 edición de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC)‒, en la que los países deberán presentar un plan nacional, exigido por el acuerdo de París de 2015, para reducir las emisiones de carbono en la medida necesaria para mantener el límite de 1,5 °C.

El 19 de junio, Brasil presentó en Bonn (Alemania) su «Hoja de ruta de Bakú a Belém» para la financiación de la lucha contra el cambio climático, con el objetivo de vincular los debates de la COP29 y la COP30. El plan se centra principalmente en la urgencia, las decisiones políticas concretas y la atención a los países en desarrollo. En este contexto, las cooperativas de todas partes del mundo desempeñan un papel fundamental.

ÚLTIMAS NOTICIAS COOPERATIVAS

Dirigentes de las cooperativas y mutuales más grandes...